Buenas Aventuras

En general, la religión es aburrida. Sin embargo, no hay nada más interesante en toda la creación que Dios mismo. No hay aventura mejor que las que podemos tener con Jesucristo. Siempre resultan buenas, y las historias no tienen nada de aburridas. Ser "bienaventurado", equivale a ser bendecido. Hace más de 40 años empecé a tener aventuras con Cristo. Aquí comparto contigo algunas de mis historias.

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Lugar: Indiana, United States

9.8.06

¿En cuál lado estás tú?

Cuando yo estudiaba en la universidad pude ver que el mundo estaba en una guerra. No me refiero a guerras entre naciones, peleadas con bombas y tanques. Hablo de la guerra que hay entre las fuerzas que luchan para el bien y las que luchan para imponer lo malo en la vida de la gente.

Por un lado tenemos la corrupción, los engaños, la injusticia, el odio, los robos y los asesinatos. Hay familias rotas y personas dañadas. Hay los que se imponen sobre otros o dañan el medio ambiente para ganar dinero o presitgio.

Por el otro lado hay los que quieren vivir en paz y orden, que luchan no para si mismos, sino por al justicia y la verdad.

Y cuando vi que existía tal lucha, me vino el pensamiento _¿En cuál lado estás tú?_

Vi que no era posible declararme civil y fuera del combate. Si no luchaba para el bien, ya estaba participando en el lado de los que buscaban su propia comodidad a costa de los demás. Sin embargo, no me atraía mucho luchar para el bien, pues la mayoría de mis amigos me considerarían tonta.

Eso fue hace años, pero no puedo decir que las cosas hayan mejorado nada. También he aprendido que la lucha es más dura de lo que yo había pensado. No es posible cambiar el mundo prohibiendo lo malo, pues éste cambia de forma y sigue. Sería necesario cambiar la actitud de la gente. Pero no soy capaz de cambiar a otra persona. Apenas puedo cambiarme a mi misma. Cuando quiero hacer algo tan sencillo como bajar de peso unos kilitos ¡descubro que ni esto es fácil! No creo que yo sea tan excepcional en esto.

Pero tal y como soy, sin cambiarme, no puedo luchar contra el mal, pues participo también en lo malo. Estoy en contra de la corrupción, pero si se equivocan en el cambio cuando compro algo, me gustaría quedarme con el dinero extra. Estoy a favor de obedecer a las leyes de tráfico, pero a veces el pie se me pone pesado. Como el apóstol Pablo describió su propio dilema, "No entiendo lo que me pasa, pues no hago lo que quiero, y en cambio aquello que odio es precisamente lo que hago."

La salida del dilema es que Jesucristo vino a este mundo para destruir las obras de maldad. Si yo le invito a hacer su obra en mí, poco a poco, a la medida que soporto yo, Él me va cambiando y alistando para la batalla.

A veces cuando comparto esto, la gente se ríe. Dice que está harta de la religión. Preguntan si no sé que la Iglesia misma ha sido fuente de mucha maldad a través de los siglos.

Pues, sí, es cierto. Pero no hablo ni de la religión ni de la Iglesia. Hablo de la persona de Jesucristo, que no quedó muerto en la cruz, sino que resucitó. Vive hoy. Tiene como su propósito levantar a un pueblo que le conozca y que le siga. Cambiará el mundo persona por persona.

¿En cúal lado estás tú? No es posible quedarte fuera del conflicto entre el bien y el mal. Terminarás siendo parte de la solución o parte del problema.

Tú tampoco puedes cambiar el mundo. Necesitas unirte a Jesucristo para que Él realice en ti el propósito por el cual veniste al mundo.

Te animo a decidir seguir a Jesucristo.

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