Te quiero, amiga
Tengo una amiga especial con quien puedo hablar casi todos los días. De verdad es un placer encontrarme con ella, pues a pesar de tener muchos más años que yo, y a pesar de tener que caminar muy lentamente y con andadera, tiene el espíritu jóven, se interesa por todo y por todos, piensa por si mismo, y tiene un sentido de humor que me mantiene riéndome. Pero lo que más aprecio de esa mujer es el amor intenso que tiene para Jesucristo.
Digo que hablamos con frecuencia, pero eso es casi un milagro. Ella sale poco de su casa por su dificultad en caminar. Yo tampoco salgo mucho. Pero nos encontramos, y cuando nos vemos cada una señala a la otra con un dedo y una cara de "sorpresa", aunque ya no es sorpresa. Dios nos ha hecho la cita otra vez.
Parece que el Señor nos ha dado cada una como un regalo a la otra para fortalecernos.
Digo que hablamos con frecuencia, pero eso es casi un milagro. Ella sale poco de su casa por su dificultad en caminar. Yo tampoco salgo mucho. Pero nos encontramos, y cuando nos vemos cada una señala a la otra con un dedo y una cara de "sorpresa", aunque ya no es sorpresa. Dios nos ha hecho la cita otra vez.
Parece que el Señor nos ha dado cada una como un regalo a la otra para fortalecernos.
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