Buenas Aventuras

En general, la religión es aburrida. Sin embargo, no hay nada más interesante en toda la creación que Dios mismo. No hay aventura mejor que las que podemos tener con Jesucristo. Siempre resultan buenas, y las historias no tienen nada de aburridas. Ser "bienaventurado", equivale a ser bendecido. Hace más de 40 años empecé a tener aventuras con Cristo. Aquí comparto contigo algunas de mis historias.

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Lugar: Indiana, United States

1.1.07

Una planta marchitada

Juana llegó a la tertulia con una planta en la mano y confusión en la cara.

La semana antes habíamos hablado del deseo que casi todos tenemos de empezar de nuevo, como una persona nueva, sin los malos hábitos y errores que nos complican la vida. Pero cuando luchamos para cambiar, a pocos días descubrimos que somos iguales que antes. Yo había contado al grupo que cuando empecé mis aventuras con Cristo encontré que al invitar a Cristo a mandar en mi vida había otro poder ayudándome. Podía cambiar unas cosas que había resistido mis intentos antes. Animé a mis amigas a considerar una relación íntima con Jesucristo, pero Juana no estaba convencida.

Ella fue a su casa dudando no de la existencia ni del poder de Dios, sino de la posibilidad de que ella misma pudiera cambiar. Era una mujer bastante dura y conflictiva, que no sonreía. Consintió en leer los pasajes bíblicos que todas íbamos a leer entresemana, pero la noche antes de la tertulia ella observaba una planta marchitada que tenía en casa y se dijo que sería tan posible que ella cambiara como que esa planta floreciera. Que ella pudiera recordar, la planta nunca había producido flores.
La próxima mañana cuando ella se levantó, había una flor en la planta. Juntamente con otras en la tertulia, ella decidió dejarle a Jesucristo la oportunidad. Se llevó a su casa la planta con su flor y también una sonrisa en la cara que anunciaba el inicio de nueva vida por dentro.