Un Cristo a prueba de agua

Tengo un Cristo a prueba de agua, de fuego, de caídas, del deterioro de tiempo. Nadie lo va a robar ni dañar su vestimenta.

Con las lluvias de esta Semana Santa, las hermandades que han intentado sacar sus imágenes a la calle en procesión han tenido muchas preocupaciones. La gente ha llorado porque después de mucho trabajo al fin no salen, para no correr el riesgo de dañar algo que tiene mucha importancia cultural y puede valer millones de euros. Una imagen ha sufrido daño a un pie. Se recuerda cómo hace años otra imagen fue rescatada de las llamas.

Demos gracias que el verdadero Cristo no corre peligro. Puedo imaginar que salía en la lluvia sin problemas. No rehusó sufrir en la calle para llevar mi culpa y mi vergüenza. Sufrió lo máximo. Pero está vivo. Él es capaz de rescatar a nosotros. No necesita que nosotros le protejamos a Él.