El valor de la historia
Hace muchos años empecé a escribir todos los días lo que el Señor hacía conmigo. Mi motivo era no olvidar las cosas buenas que Dios hacía conmigo. Me conozco, que tengo una memoria perversa que tiende a olvidar lo bueno y recordar lo malo. Quería tener documentado lo que pasaba, para que en momentos de preocupación podría recordar el pasado y cobrar esperanza para el futuro.
Hoy hubiera leído en mis cuadernos. Vino una crisis (no muy grande por cierto) y me puse toda preocupada. Fue mi marido que empezaba a contarme cómo Dios nos había sacado de aprietos peores y que seguro Él podría hacerlo ahora también. Me recordó de las mismas historias que he contado en este blog, especialmente las más antiguas. Tenía razón.
Me receté volver a leer la entrada “La Bombona” del 10 de agosto de 2006. Es bueno recordarlo.
Hoy hubiera leído en mis cuadernos. Vino una crisis (no muy grande por cierto) y me puse toda preocupada. Fue mi marido que empezaba a contarme cómo Dios nos había sacado de aprietos peores y que seguro Él podría hacerlo ahora también. Me recordó de las mismas historias que he contado en este blog, especialmente las más antiguas. Tenía razón.
Me receté volver a leer la entrada “La Bombona” del 10 de agosto de 2006. Es bueno recordarlo.
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