Cuidado cómo pides
Ayer por la tarde estaba pensando en el gran número de proyectos que tengo paralizados, atascados por varios motivos. Decidí pedirle al Señor que cambiara la situación, que hubiera movimiento y dirección.
Dentro de menos de una hora recibí un correo electrónico de alguien a quien le había pedido ayuda en el proyecto más grande. Dijo que le parecía magnífico el proyecto pero no me podía ayudar.
Vaya respuesta a la oración. Me había imaginado otro tipo de cambio. Pero luego vi que la respuesta sí había desatascado la situación. Saber que una vía no es posible me llevó a buscar otra que tal vez sirve. Elegir otro ataque también desatascó dos proyectos más.
Cuidado cómo pides. La respuesta que menos quieres puede ser la mejor.
Dentro de menos de una hora recibí un correo electrónico de alguien a quien le había pedido ayuda en el proyecto más grande. Dijo que le parecía magnífico el proyecto pero no me podía ayudar.
Vaya respuesta a la oración. Me había imaginado otro tipo de cambio. Pero luego vi que la respuesta sí había desatascado la situación. Saber que una vía no es posible me llevó a buscar otra que tal vez sirve. Elegir otro ataque también desatascó dos proyectos más.
Cuidado cómo pides. La respuesta que menos quieres puede ser la mejor.
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