Buenas Aventuras

En general, la religión es aburrida. Sin embargo, no hay nada más interesante en toda la creación que Dios mismo. No hay aventura mejor que las que podemos tener con Jesucristo. Siempre resultan buenas, y las historias no tienen nada de aburridas. Ser "bienaventurado", equivale a ser bendecido. Hace más de 40 años empecé a tener aventuras con Cristo. Aquí comparto contigo algunas de mis historias.

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Lugar: Indiana, United States

22.1.10

Un toque de Dios en el ojo

Hace unos meses empezaba a ver muchos puntitos negros y una cortina gris en mi ojo izquierdo. Me preocupaba mucho porque hacía unos años unos puntitos similares habían señalado que la retina se desprendía. En ese entonces el médico pudo tratar el problema con un láser. Pero esta vez tanta cosa impedía mi visión que esencialmente no veía por ese ojo. Si usas gafas puedes producir un efecto similar untando una lente con aceite de motor usado.

Una visita al oftalmólogo no me consoló nada. Me dijo que esta vez la retina se había doblado. Yo no veía porque tenía que ver por unos pliegues de retina. Me dijo que existía una intervención quirúrgica para corregir el problema pero no me la recomendaba en mi caso.

Parecía que me estaba diciendo que no había esperanza de recuperar la vista en ese ojo. Me puse triste, pero pedí a muchos amigos la oración. Después de todo, los médicos no son profetas. Lo que pronostican no siempre ocurre.

En el curso del próximo mes la cortina y los puntitos desaparecían, aun los puntitos que se habían quedado del incidente hacía años. Cuando volví al oftalmólogo para una revisión, él se sorprendió. La retina había vuelto a su sitio. “No vemos esto mucho,” dijo. La manera en que lo dijo daba la impresión que no lo había visto nunca. Cuando le dije que mucha gente había orado por mí, se quedó sin moverse ni hablar por casi un minuto. Luego dijo en una voz baja, “Necesitamos toda la ayuda posible.”