Buenas Aventuras

En general, la religión es aburrida. Sin embargo, no hay nada más interesante en toda la creación que Dios mismo. No hay aventura mejor que las que podemos tener con Jesucristo. Siempre resultan buenas, y las historias no tienen nada de aburridas. Ser "bienaventurado", equivale a ser bendecido. Hace más de 40 años empecé a tener aventuras con Cristo. Aquí comparto contigo algunas de mis historias.

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Lugar: Indiana, United States

25.3.07

¡Socorro! ¡No soy periodista!

Nunca he practicado el piragüismo, pero últimamente me siento como deben sentir los que bajan ríos rápidos en esos barquitos pequeños entre rocas y remolinos. Hay un sector de mi vida sobre el cual tengo muy poco control. Al empezar el día, nunca sé cuáles curvas y nuevas aventuras me sorprenderán.

Hace un par de años vi que el pueblo donde vivo no tenía periódico y que la gente no sabía lo que pasaba a su alrededor. Se me ocurrió empezar algo, pero el pensar en los gastos de publicación, el tiempo necesario para recoger noticias y producir algo, y la energía necesaria para distribuir el producto buzoneándo el pueblo me detuvo. Luego oí de los blogs que eran más y más populares y se me ocurrió que algo así podría servir. El problema era que los ordenadores y yo éramos enemigos declarados.

Pero al fin aprendí de mi hijo lo básico de empezar un blog y lo lancé al público hace nueve meses. (Casi toda la gente que leerá estas líneas habrá entrado a esta página desde ese blog, pero si tú has venido de otra forma, puedes encontrarlo en noticiasdeguzman.blogspot.com). Casi de inmediato me encontré involucrada en dinámicas que no había anticipado. ¿Qué hacer con los comentarios? ¿Cómo enterarme de la información que la gente me pedía? ¿Qué tipo de noticias realmente interesaba a los vecinos? Y últimamente, ahora que un promedio de cien personas por día visitan el blog, ¿cómo sacar tiempo para mi propia vida aparte del blog?

Desde el principio ha sido una aventura espiritual. Jesucristo dijo que el saber la verdad haría libres a las personas, y creo que esto es cierto. Puede referirse a la Verdad básica de Él y la manera en que nos libera de las consecuencias de haber elegido nuestro propio camino en vez del camino que señala Él. Puede también referirse a las verdades cotidianas que encontramos en las situaciones donde vivimos. Ha sido mi propósito siempre manifestar la Verdad y la verdad.

He cometido muchos errores, pero ha triunfado la gracia y sigo a flote en mi piragua. No tengo entrenamiento como periodista, sino como química y psicóloga, pero voy aprendiendo. Lo que más me ha gustado de esta aventura ha sido la oportunidad de conocer a muchas personas que no habría conocido de otras formas. Un besito. Os quiero.

16.3.07

Pero esa aventura no la quería

El otro día me negaron el privilegio de donar sangre por mi edad. Fue un choque, porque aunque no he donado en unos años nunca me han puesto ninguna dificultad para hacerlo. ¡Por mi edad!

Sí, sí, yo sé. Si no morimos primero, todos llegamos a este punto. Lo he estudiado y me había sentido bastante preparada para envejecerme. Sin embargo, fue un choque duro, porque siempre me he sentido fuerte y capaz.

Se me ocurre que hay varias transiciones en nuestra vida cuando cambiamos del tipo de aventura que vamos a tener. A veces los cambios nos agradan y a veces no. Los niños sueñan con ser grandes, pero sin la responsabilidad. Los jóvenes quieren seguir guapos y a la vez ganar mucho dinero. Un vecino me contó cómo había reaccionado con horror su hija la primera vez que alguien la llamara "señora". Conozco a gente que no aguanta la desaparición de su atractivo sexual y lucha por mantenerse "joven" con resultados que serían cómicos si no fueran tan tristes. Hay que adaptarse a diferentes tipos de aventuras.

Así que me han llegado las aventuras de las restricciones por la edad. Siempre he creído que cuanto más restricciones tenemos, más oportunidad hay para que Dios se muestre poderoso de nuestra parte. Cuando nos creemos capaces de hacer algo nosotros mismos, a veces ni le consultamos a Dios. Pero cuando no hay dinero, cuando no hay tiempo, cuando no hay gente para ayudar, cuando no tenemos fuerzas o conocimientos u oportunidades, tenemos que depender más de la bondad y la gracia del Señor. Parece que ahora tengo la oportunidad de comprobar si es cierto.

De su parte, Dios promete apoyarme. "Y hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas os soportaré yo; yo hice, yo llevaré, yo soportaré y guardaré." (Isaías 46: 4).

13.3.07

Belleza en lo que no se ve

Es posible que soy la única persona que haya visto estas flores, o que las vea nunca. Las encontré escondiditas en un solar lleno de basura y caca de perros. Pero siguen siendo lindas, aunque son pequeñas y rodeadas de cosas feas. Los humanos tendemos a hacer bonito solamente lo que se ve, lo que podría impresionar, pero Dios esparce libremente la belleza por todas partes, aunque nadie la aprecie.

A veces así me siento, también, rodeada de cosas y situaciones que no me agradan para nada. Me entra la idea de que es inútil mantener la integredad mientras el mundo se va de mal en peor, pues es difícil y luego no lograría nada por eso. A lo mejor nadie ni notaría mi esfuerzo. ¿Para qué sigo luchando cuando los que se dejan llevar por el corriente prosperan más?

Las florecitas me dicen otra cosa. No puedes verlo, pero hay un insecto apreciando una de las flores. La planta misma está tapando restos de una fiesta "botellona". Las flores sirven para mejorar el lugar donde están. Dentro de apenas unas semanas todo el lugar estará seco y cogerá el color marrón del verano, pero no importa. Mientras están allí, juegan su papel importante. También tengo mi papel.

7.3.07

Un vaso de agua fría

Ayer acompañé a la familia de un amigo que pasaba por el quirófano. Mientras los miembros de la familia se ocupaban entre sí por unos minutos, me puse a hablar con la señora sentada a mi lado en la sala de espera.

La pobre mujer estaba tan cansada que se le caían las cosas de las manos. No habiá dormido en casi 30 horas a causa de su preocupación por su hija, que también estaba siendo intervenida. Se sentía culpable porque dormitaba porque creía que su deber era vigilar.

Le dije que me parecía muy normal que tenía tanto sueño si no había dormido por tanto tiempo. También le recordé que los discípulos de Jesucristo no pudieron resistir el sueño en una ocasión tan importante como la oración de su Señor en Getsemaní, y que luego los mismos se llamarían santos a pesar de su sueño. Cuando mencioné a Jesús, ella sonrió y dijo que necesitaba mucho de Él en su situación actual. Íbamos a seguir hablando, pero en ese momento la llamaron porque su hija salía del quirófano.

Unos 45 minutos después ella volvió. Su hija estaba bien, pero quería agradecerme la conversación. Eso me sorprendió porque yo no consideraba que hubiera sido gran cosa. Para mí no lo era, pero para ella aparentemente sí. Estaba sola y necesitaba el apoyo de otra persona humana y también de Dios.

Después que ella se fue de nuevo me puse a pensar. ¿Cuánta gente en esa sala de espera también necesitaba algo así? Hay muchas personas que se sienten solas. A lo mejor me topo diariamente con docenas de personas que necesitan un toque de solidaridad, una sonrisa, una palabra de ánimo, que a mí no me costaría nada darlo. Tal vez por eso Jesucristo dijo que cosas tan pequeñas como un vaso de agua fría ofrecidas al prójimo en Su nombre tienen valor.

Pido a Dios que me haga más sensible a lo que Él quiere dar a la gente, y que yo no sea tan tacaña con mi amor.

(Ah, sí, mi amigo también salió bien de su operación).