Buenas Aventuras

En general, la religión es aburrida. Sin embargo, no hay nada más interesante en toda la creación que Dios mismo. No hay aventura mejor que las que podemos tener con Jesucristo. Siempre resultan buenas, y las historias no tienen nada de aburridas. Ser "bienaventurado", equivale a ser bendecido. Hace más de 40 años empecé a tener aventuras con Cristo. Aquí comparto contigo algunas de mis historias.

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Lugar: Indiana, United States

21.5.11

Sin flores ni música

Hoy recibí todavía otro reenvío por email.  Seguro conoces el género.  Fotos bonitas de paisajes o flores o animalitos adorables, música clásica, y un texto que me urge amar mejor a mis semejantes, no menospreciar a nadie (incluso a mi misma), sacar tiempo para apreciar la naturaleza, o algún otro consejo similar.  Casi siempre concluye con una admonición de reenviarlo a diez amigos si realmente soy buena persona.

Me gustan las orquídeas, las montañas rocosas, la Serenata de Schubert y las mariposas.  Pero ellas no me ayudan nada cuando debo responder amablemente a alguien que me ha insultado.  La foto de un río no me da fuerza para seguir cuando no dormí la noche anterior y el ordenador se pone rebelde otra vez y se quema la comida y una amiga llama y quiere contarme todas sus penas.  Consejos baratos hay por todas partes y ninguno de ellos, con o sin música, me convierte en mejor persona.

Ni mencionar que algunos de los consejos se contradicen entre sí.  “Cuando has llegado al final de tus recursos, agárrate bien y no te rindas.”  “Cuando has llegado al final de tus recursos, suelta la soga y deja que Dios trabaje.”

Lo que necesito es algo que me haga mejor persona, incluso en la suciedad de este mundo.  También necesito a alguien que me ayude a levantarme cuando he caído en la mugre, me limpie las lágrimas, calle la voz acusadora que me dice que ahora sí que todo lo haya arruinado, y me ponga otra vez a intentar de nuevo. 

Jesucristo participó en la creación de los tulipanes y los Alpes, pero también es Dios en medio de las fábricas viejas y sucias, la notificación que te han despedido del trabajo, y el hijo que te declara que te odia.  Y es allí donde lo necesitamos más.  En el sol con flores, cualquiera.

Doy gracias que Jesucristo no es el santito debilito que muchas veces se parece en algunos dibujos de Él.  Se involucra en mi vida.  Me levanta y me perdona cuando no soy lo que debo ser.  El Espíritu Santo dentro de mí me da las ganas de hacer lo que me pide y me guía. 

Y los reenvíos como el Espíritu me mueva, y sin obligación.

18.5.11

Un héroe frágil

Desde que leí el libro Tres tasas de té, el Sr. Greg Mortenson ha sido un héroe para mí.  Durante unos años él y un equipo de otros consiguieron construir muchas escuelas para niñas en Pakistán y Afganistán.  Creyendo especialmente en la necesidad de educar a las mujeres, ha sabido involucrar a la gente local para construir y administrar escuelas que ellos mismos deseaban. 

Mientras leía el relato de cómo llegó a hacer todo esto, me sorprendían unas historias tan fuera de lo normal que me parecía que tenían que haber ocurrido solamente con la intervención de la mano de Dios.  He leído otras historias similares donde los autores específicamente daban las gracias a Dios por su intervención, pero en este caso no.  También me parecía extraño que él y sus colaboradores se sometieran a tantos trabajos a coste de su salud.

Ahora hace poco unos de los que estaban con él han salido al público diciendo que los eventos no ocurrieron como él los relata y que además no ha sido fiel en administrar el dinero que había recogido para la construcción de las escuelas.  Mortenson insiste en que sus acusadores no tienen razón.

La verdad de esto, no la conozco.  No sé si alguien miente, o si los recuerdos que Mortenson puso en su libro estaban todos revueltos por no haberlos escrito mientras ocurrían, o si ha sido una pequeña exageración, o qué cosa.

Es indiscutible que existen cientos de escuelas en Pakistán y Afganistán donde antes no había.  Tanto es cierto.  Pero me queda un no-sé-qué en el ánimo al pensar que mi héroe puede ser imperfecto.  Los héroes no deben tener faltas ¿no?

Desgraciadamente ni los héroes son perfectos.  Ni los héroes bíblicos.  Abraham, Isaac, Jacobo, Moisés, David, San Pedro, todos cometieron sus errores.  Jesucristo fue el único que no.  Entonces ¿por qué me sorprende?  ¿Por sentir vergüenza por haberme dejado engañar? 

Si tomo una postura de criticar, me estoy metiendo en un lío.  ¿Quién sabe si alguien que lee lo que he escrito en este blog algún día dice que algo no ocurrió tal y cómo yo lo conté.  ¿Estaré yo culpable de haber engañado a la gente?  Aunque aquí he escrito desde el corazón y he tenido mucho cuidado de no exagerar, también soy imperfecto.

La evidencia de que soy imperfecta es la entrada anterior a ésta.  Allí digo que como respuesta a la oración Dios iba venciendo a la compañía de teléfono e Internet. 

Cuando lo escribí, creía que era cierto.  Pero resulta que en los meses que han transcurrido desde que puse esa entrada, el milagro no ha sido completo.  Tenemos Internet, sí.  Tenemos teléfono, sí.  Nos están cobrando solamente una vez en vez de cobrar doble, sí.  Pero no han devuelto los cientos de euros que nos habían cargado injustamente.  Tenía que haberlo dicho antes.

Dios es bueno, es fiel, y responde a la oración.  No quiero que nadie pierda su fe en Él como consecuencia de mis faltas.  No sea yo un ejemplo de cristiano frágil que deje un no-sé-qué de desánimo en el alma de los que quieren seguir a Jesucristo.

Jesucristo me ha perdonado.  Espero que tú también.