Buenas Aventuras

En general, la religión es aburrida. Sin embargo, no hay nada más interesante en toda la creación que Dios mismo. No hay aventura mejor que las que podemos tener con Jesucristo. Siempre resultan buenas, y las historias no tienen nada de aburridas. Ser "bienaventurado", equivale a ser bendecido. Hace más de 40 años empecé a tener aventuras con Cristo. Aquí comparto contigo algunas de mis historias.

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Lugar: Indiana, United States

31.5.10

Vivamos sin vergüenza

El jefe que rechaza sugerencias de sus empleados, la mujer que te cuida aunque quieres que no lo haga, y la gente que vive temiendo el “qué dirán”, pueden tener algo en común: la vergüenza.

La vergüenza y la culpa no deben confundirse. Sentimos culpa cuando sabemos que hemos hecho algo malo; nos motiva a confesar y a hacer restitución. El responder al pecado con culpa y arrepentimiento promueve la buena salud mental. En cambio, sentimos la vergüenza cuando enfocamos no lo malo que hemos hecho sino lo malo que somos. Con vergüenza, uno cree que es deficiente como persona, que no da la talla. La vergüenza nos motiva a tapar lo ocurrido y a seguir sintiéndonos mal. El habitualmente sentir vergüenza produce problemas emocionales y conflictos interpersonales. Es posible sentir las dos emociones a la vez, pero cada individuo se habitúa a responder a situaciones negativas con su propio estilo, o con culpa o con vergüenza.

Nadie nace con vergüenza. Surge del trato que recibimos de otros, especialmente de los padres. El menosprecio, los insultos, los gritos, la indiferencia, nos enseñan a mirarnos con vergüenza. A veces por nuestras acciones merecemos la vergüenza que sentimos. Pero nos afecta más que nos avergüencen cuando no lo merecemos.

La vergüenza genera el egocentrismo. La persona muy avergonzada pensará en si misma constantemente, vigilando siempre para evitar más ataques, buscando aliviar su dolor. Poner la atención exageradamente en uno mismo reduce la capacidad para la empatía y el amor. Algunos evaden la crítica con el conformismo, haciéndose tan igual a los demás como les sea posible, convirtiéndose en prisioneros del “qué dirán.” Si realmente creen que otros son mejores, experimentarán la envidia.

Hay dos estrategias comunes de aliviar el dolor de la vergüenza, una dura, la otra suave.

La manera dura es una fachada de poder y perfección. Los que eligen esta táctica quieren dar la impresión que nunca se equivoquen, que lo controlen todo y a todos, y que puedan hacer cualquier cosa. Avergüenzan a otros, poniéndoles abajo para sentirse mejor. Obviamente causan conflictos, especialmente con otros que usan la misma táctica. Si alguien cuestiona su omnipotencia o señala algún error que han cometido, se pueden poner furiosos, a tal punto que los demás lo perciben como irracional. Como nunca pueden admitir sus errores tienen mucha dificultad para entrar en el Reino de Dios, porque ¡éste es exclusivamente para los que confiesen sus pecados!

En cambio, las que usan la manera suave no esconden sus debilidades, sino las magnifican, siempre en la presencia de otras mujeres que sabrán contradecirles. A veces se dedican a servir a otros para sentirse mejor, porque el que ayuda es superior al ayudado. Los a quienes ayudan pueden resentirlo porque implica que el recipiente del servicio sea pobre o incompetente, y se sienten avergonzados. Los que sirven así a veces no saben imaginar una relación no basada en su servicio. Por eso, no se dejan aceptar la gracia. Aunque sepan que la salvación no es por obras sino por la gracia, se sienten inaceptables si no trabajan.

Jesucristo sufrió y murió para quitar nuestra culpa. Él también sufrió mucho oprobio en la cruz, pero al soportarlo tomó sobre Él nuestra vergüenza. Sin embargo no es automático experimentar esta libertad cuando venimos a Cristo. Tenemos que experimentar el amor de Dios y sentirnos aceptados por Él. También necesitamos el amor y aprecio de los hermanos. Ayudemos los unos a los otros a recibir por la gracia nuestra herencia como Hijos e Hijas del Rey y así salir de la vergüenza.

30.5.10

Ven a gozarte conmigo

Durante unos cinco meses he buscado un pendiente. Su valor sentimental es mucho más que el precio que un joyero daría. He buscado por todos los lugares posibles varias veces.

Ayer lo encontré. Estaba en un lugar donde había buscado no sé cuántas veces, envuelto en un papelito que se suponía que estaba vacío.  Casi lo tiro en la basura.

¡Qué gozo!

Jesucristo dijo que así Dios se goza de cada persona que decide dejar de vivir por sí mismo y por sus propios criterios, y busca seguir a Dios. Me cuesta creer que hubiera tanta celebración cuando yo me propuse poner mi vida a su disposición, pero dice que sí.  Le sigo imperfectamente, pero sigo, y cada vez que me doy cuenta que he dejado el Camino y vuelvo, hay más gozo.

¿Hay gozo en el cielo por ti?

28.5.10

El quitapolvos mejor

Hace más de un mes terminamos una obra en la casa. Durante muchas semanas habíamos tenido ruidos, escombros, polvo, cosas fuera de su lugar, gente no de la familia en la casa y ningún lugar para tender la ropa.

Y de repente terminaron. La casa otra vez era “nuestra”. Pero había que limpiar y devolver las cosas a su lugar y colgar las plantas de nuevo. Mi marido no ha terminado todavía de arreglar cosas que yo ni sé cómo se llaman, pero son importantes. Sigo limpiando diariamente capas de polvo muy fino que caen del aire y cubren los muebles. Puede haber polvo dentro de mi ordenador. ¿Terminados? Parece que no.

Resulta que todo lo que hacemos tiene su secuela. El bien que queremos hacer, parece que no lo terminamos nunca. El desorden vuelve a imponerse inmediatamente después de arreglar las cosas. Y la suciedad acumula. Especialmente la suciedad que queda del pecado se mete por todo lado como el polvo de las obras. Cuantos más años tenemos, tanto más del pasado llevamos.

¿Quién nos puede limpiar todo eso? Se ofrece el Espíritu Santo. Es especialista en corazones dolidos, ansiedad, depresión, vergüenza, culpa, desesperación y soledad. Trabaja solamente por invitación personal. Entra en la vida de uno y empieza a dar amor, gozo y paz. Saca la basura – resentimientos, malos hábitos, mentiras, avaricia y cosas así. Da deseos de aprender más de Dios y estudiar su Palabra. Lo que dice el Credo es cierto pero ni empieza a contar lo que hace.

Yo sé que en este mundo no voy a llegar a quitar todo el polvo de mi vida, lave cuantas veces lave. Pero el pecado ya se pagó por la Obra de Jesucristo en la cruz, y tengo el Espíritu Santo limpiando después de la obra. Veo progreso por lo menos.

27.5.10

Mi vida como una ginkhana

El domingo pasado en el pueblo hubo una ginkhana, un concurso en la cual unos concursantes con cámaras tenían que descifrar unas indicaciones ambiguas para encontrar los lugares que tenían que fotografiar. Esta tarde tuve la sensación de estar participando en algo parecido.

Necesitaba una información. Una secretaria me dijo por la mañana que un solo hombre me podría informar. Ella intentó llamarlo por teléfono, pero no lo localizó.

Por la tarde se me ocurrió ir a una oficina donde a veces trabaja. Otra secretaria dijo que no estaba, que solamente trabaja por la mañana, y preguntó si yo tenía una cita. No tenía cita. En este punto se le cambió un poco la cara y dijo que precisamente hoy el hombre tenía una reunión, y que dentro de unos diez minutos pasaría por la oficina para recoger materiales para la reunión.

Decidí esperarle. Cuando él llegó, encontró la información que yo necesitaba en un archivo de la oficina, recogió sus cosas, y salimos juntos.

No tenía cita, pero lo que tenía era mejor. La información no estaba en la cabeza del hombre, sino en un papel en la oficina, y yo no sabía eso. Si hubiera encontrado al hombre en otro lugar, no me podría haber ayudado. Llegué a la oficina diez minutos antes de los únicos cinco minutos que él iba a pasar allí. El Espíritu Santo me estaba guiando, como las indicaciones de una ginkhana, para encontrar lo que necesitaba.

Esta experiencia es más importante que solamente la información que recibí, que no fue nada trascendente. La biblia dice que los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. (Romanos 8:14) Yo sé que por medio de Jesucristo soy hija de Dios, pero de vez en cuando me anima que Él me lo vuelva a confirmar.

26.5.10

Las ventajas de estar débil

Alguien ha dicho que no hay límite al bien que podemos hacer mientras no nos importa a quién alaban por haberlo hecho.  En el mundo humano encuentro que es cierto, que si estamos haciendo algo para impresionar a los demás no haremos muchas cosas buenas si no tenemos espectadores.

Veo que es cierto en el mundo espiritual también.  Me gustaría estar fuerte, capaz, energética, con muchos talentos, para que todos me admiraran.  Pero si hoy me siento débil, cansada y torpe ésto tiene una ventaja enorme también.  Hoy en mi condición no muy productiva tengo que reconocer que lo bueno y lo especial que yo hiciera no lo he hecho yo realmente, sino que Dios ha operado por medio de mí.  Cuando estoy más débil puedo ver mejor a Dios trabajando.  Cuando me siento fuerte, me meto, le quito la gloria, y el resultado no es tan bueno.

No puedo probar, en el mismo momento, que Cristo es maravilloso y que yo soy lista.  Cuando estoy débil estoy fuerte, entonces.

24.5.10

Perdona nuestras ofensas

Tuve que pedir perdón hoy. No me gustó el ejercicio para nada. Es mucho más cómodo ser la persona ofendida que tiene que perdonar, aunque eso también puede ser difícil si la ofensa ha sido grande. Pero pedir perdón, si se hace de veras y no ligeramente como una obligación social, golpea al ego que siempre quiere tener razón. No soy la persona tan perfecta como me habría preferido considerarme.

No sé si la persona que ofendí me va a perdonar o no. Pero no tengo que andar con la cabeza abajo. Cristo murió en la cruz para pagar mi deuda. Dios me ha perdonado. Espero que la otra persona también me perdone, porque podríamos seguir como amigos. Si no lo hace seguirá con el enojo, que no lleva a una vida feliz.

Las ofensas nos separan. Solamente podemos vivir en paz cuando aprendemos a perdonar a otros como hemos sido también perdonados.

21.5.10

Te quiero, amiga

Tengo una amiga especial con quien puedo hablar casi todos los días.  De verdad es un placer encontrarme con ella, pues a pesar de tener muchos más años que yo, y a pesar de tener que caminar muy lentamente y con andadera, tiene el espíritu jóven, se interesa por todo y por todos, piensa por si mismo, y tiene un sentido de humor que me mantiene riéndome.  Pero lo que más aprecio de esa mujer es el amor intenso que tiene para Jesucristo. 

Digo que hablamos con frecuencia, pero eso es casi un milagro.  Ella sale poco de su casa por su dificultad en caminar.  Yo tampoco salgo mucho.  Pero nos encontramos, y cuando nos vemos cada una señala a la otra con un dedo y una cara de "sorpresa", aunque ya no es sorpresa.  Dios nos ha hecho la cita otra vez.

Parece que el Señor nos ha dado cada una como un regalo a la otra para fortalecernos.

20.5.10

La lista

Tengo una lista en mi escritorio con el título “Cosas por las cuales no tengo que preocuparme”. La lista consiste en las cosas por las cuales me he preocupado recientemente. No es necesario malgastar energía imaginando qué pasaría si tal cosa saliera mal. Es mejor encomendar las situaciones al Señor y seguir con la vida. En realidad me sorprende cuán frecuentemente puedo tachar algo de la lista porque Él ya ha solucionado el problema.

Justamente ayer fue un día que había estado en mi lista “no te preocupes” por casi dos años. Lo temido se había solucionado con dos días de anticipación.

El Señor es mi pastor.
Nada me faltará.

19.5.10

Pobres, los ricos

Leí algo escrito por una cristiana de un país donde está prohibido ser cristiano. Dijo que ella oraba por los creyentes que vivían en países ricos con libertad de culto porque tenía que ser más difícil seguir a Cristo en tales circunstancias.

Dijo que ella y su familia tenían a la fuerza que depender de Dios para todo, inclusivo el pan de cada día y la vida misma. La persecución les mantenía en una situación donde diariamente veían la mano de Dios protegiéndoles de muchos peligros.

Ella veía la ventaja de vivir así porque era más fácil de creer cuando veían tantos milagros. Se puede discernir cuáles cosas son realmente importantes y cuáles no. En cambio, vivir donde hay mucha abundancia de comida y otras riquezas y libertad daría la sensación de que uno podría prescindir de Dios y no pasaría nada.

Doy gracias por todo lo que Dios me ha dado, pero reconozco que la mujer tiene razón. Son ella y sus hermanos los realmente ricos.

18.5.10

Una fragancia de Cristo

Tengo una amiga que usa un perfume muy bueno. Cuando ella pasa por un lugar, se queda el olor en el aire durante muchos minutos después de que ella se ha ido ya. Afortunadamente es un olor que me gusta, porque si no…

San Pablo dijo en 2 Corintios 2:14 que los creyentes somos la fragancia de Cristo para otros. Cuando pasamos por un lugar, queda una impresión de lo que somos, ojalá algo bueno. Me pregunto si, como mi amiga, dejo una aroma agradable a los que me encuentran.

Ayer estuve varias horas en una consulta médica (no la del pueblo si por acaso alguien quiere saber) donde la recepcionista tenía una actitud hostil hacia todo el mundo. Cuando le fuera posible hacía caso omiso de la gente. Si alguien insistía en hacerle preguntas contestaba ásperamente. Sonreírle o contarle chistes resultó contraproducente. Espero que solamente se trataba de un mal día para ella, pues si siempre está así, será miserable y toda su casa con ella. Lo cierto es que dejaba un mal sabor en la boca de los demás.

Quiero dejar una aroma buena y no un olor desagradable.

17.5.10

El alivio de ser prescindible

Doy gracias a Dios que el mundo no me necesita. Puedo desaparecer de mi lugar y los demás siguen viviendo, si no igual, por lo menos en lo básico. Antes consideraba que si yo no hiciera algo necesario que nadie lo haría y sería un desastre. Pero es una carga muy pesada ser responsable por todo. Si no soy imprescindible puedo seguir contribuyendo mi grano de arena, pero no me agoto.

Es mejor dejar que Jesucristo sea el mesías.

16.5.10

Más de lo que pensaba pedir

El viernes acompañé a mi marido cuando fue a dar una conferencia sobre la creación en dos colegios. El tiene mucha experiencia en esto y no anticipaba ningún problema, pero en el segundo colegio la directora del colegio sí temía que los jóvenes no estuvieran atentos y que hicieran ruidos. Entraron como 200 jóvenes en un auditorio en que los ruidos rebotaban y sería muy difícil oír.

Mi papel en las conferencias es de sentarme atrás y orar por la presentación. Pedí que el Señor abriera la mente de cada persona presente y que hubiera entendimiento. Supuestamente había una hora para la conferencia, pero sonó el timbre antes que se terminara. Los estudiantes no quisieron salir, sino que pidieron que mi marido terminara lo que tenía que decir. Luego no quisieron irse tampoco, sino que pidieron que se sacaran fotos de ellos con él. Una profesora de química le agradeció la conferencia y dijo que iba a hablar de estos pensmientos en su clase.

Yo había pedido entendimiento. Aparentemente sí hubo entendimiento, pero además respeto, entusiasmo, y la posibilidad de hablar de nuevo en otra ocasión.

Doy gracias a Dios que a veces Él decide que hemos pedido poco y nos da más de lo que pedimos o aun pensamos.

15.5.10

Mis tiempos están en Tus manos

El salmista lo dijo muy bien: “Mis tiempos están en Tus manos”. (Salmo 31:15) Gracias a Dios que es cierto. No tengo que preocuparme por cómo me va a salir la combinación de lo que tengo que hacer y la cantidad de tiempo de que dispongo. Digo que no tengo que preocuparme, pero de vez en cuando se me olvida.

Esta mañana me desperté consciente de que iba a ser difícil hacer todo lo que tenía que hacer antes de mediodía. Especialmente difícil me parecía el hablar con unas personas que son casi imposibles de encontrar cuando uno quiere. Yo pensaba que se iría toda la mañana en eso. Recordando a tiempo que no tenía que preocuparme, lo puse en las manos del Señor y me relajé.

Para las 9:30 ya estaba todo resuelto. Tengo un secretario de hacer citas inegualable.

14.5.10

La sandía


Gracias, Señor, por haber creado la sandía. Fue una idea estupenda, y el trabajo te ha salido muuuuy bien.

13.5.10

Síganle los buenos

Doy gracias a Dios por la gente dispuesta a mantenerse firme a favor de lo que saben que es justo. El mundo no ve a tales personas con buenos ojos. Si tienen que hablar en contra de alguna injusticia, es de suponer que los que denuncian estarán en su contra. Pero a veces las personas a quienes defienden también los rechazan, llamándoles extremistas o locos. A veces pierden su empleo, o la amistad de algunos. Y no siempre salen teniendo la razón públicamente. No es una comedia infantil de la televisión.

Dios es justo y apoya a los justos. ¿En cuál lado estás tú?

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12.5.10

Siempre los mismos injustos

Acabo de leer un “artículo” escrito por un hombre herido y resentido por la injusticia que unos poderosos le han practicado. Todo el día le vienen ataques aunque intenta mantener recta su vida, mientras los malos se hacen más ricos y todo el mundo corre tras ellos.

Dice que los injustos ricos andan con salud, bien alimentados y alojados, y que no tienen que sufrir como los demás. Son arrogantes y colaboran con los violentos. Aunque algunos de ellos se representan como religiosos y poderosos en el mundo espiritual, se mofan de los que procuren vivir con integridad.

El autor reconoce que el peor efecto de esto en su propia vida ha sido que él mismo se haya puesto amargado. El resentimiento le va destruyendo su buen juicio y la paz de su vida. En un sentido los injustos han ganado dos veces: en la injusticia inicial y en la falta de paz personal después.

Todo esto me sonaba muy moderno, muy de portada de periódico. Pero se escribió unos mil años antes de Cristo. Parece que el mundo no ha cambiado mucho en tantos años.

Pero tampoco ha cambiado la respuesta que el autor encontró. Reconoció que él tenía el privilegio de andar con Dios, que Dios le cogía de la mano para guiarle, y aunque pasara lo peor seguiría con Dios como en un refugio. En cambio, los que le amargaban la vida será al fin destruidos.

Doy gracias a Dios que tengo la misma salida. Puedes leer el artículo en el Salmo 73.

11.5.10

Cantos por la noche

A veces las noches se hacen interminables. Siempre hay ruidos, y con la vejez vienen dolores y otras dificultades . Lo peor son las preocupaciones, que se meten en la mente una tras otra, o varias juntas, y se ponen a bailar allí sin resolver nada.

Doy gracias que cuando yo no puedo dormir bien que mi Dios tampoco duerme. En los tiempos difíciles puedo descargar esas preocupaciones sobre Él. Es más fácil hacer eso si me pongo a cantar alabanzas. Claro que hay que "cantar" en silencio o ir a otra habitación para no despertar a nadie. No tiene que ser una canción ya escrita por otra persona. Vale leer un Salmo e inventar una melodía, y como lo hago a solas nadie me critica cómo sale.

No es una solución nueva. El Rey David, hace 3.000 años dijo que el Señor le daba canciones en la noche. Estoy en buena compañía entonces.

10.5.10

El ganador

Doy gracias a Dios que me ha dado el marido mejor del mundo.

Alegaciones al contrario se desestimarán.

9.5.10

Antidepresivos baratos

Hoy doy gracias a Dios por los niños que están jugando en la calle frente a mi casa. Sus risas dan alegría al corazón. Que siempre sepan divertirse sanamente. Los adultos a veces parece que tengan que practicar algún vicio para disfrutar, o que si van a contar algún chiste tenga que ser para burlarse de alguien. No debe ser así.

Gracias, Señor, por habernos dado la risa sana, que nos sirve de medicina cuando nos sentimos decaídos, y todos los efectos secundarios son buenos.

8.5.10

El regalo de la ciencia

Doy gracias que me toca vivir en una época de tantos descubrimientos científicos. Cada vez que descubren otra cosa, mi Dios parece más grande por haberlo creado. “Esconder un asunto es la gloria de Dios; descubrirlo es la gloria de reyes” (Proverbios 25:2)

También han usado los descubrimientos para inventar muchas cosas útiles en la medicina, el transporte, las comunicaciones y mucho más. Yo misma he participado en esto, como dije en otra entrada. He beneficiado de muchos de tales inventos. Especialmente aprecio la tecnología del ordenador, pues me ayuda a mantenerme en contacto con mis hijos a larga distancia. Y escribir este blog!

Lo triste es que los humanos sabemos descubrir e inventar cosas pero no sabemos siempre usarlas para el bien. Las cosas y los conocimientos que tenemos son regalos del Señor, y no son malos, aun si los usamos mal.

Doy gracias, entonces, por la ciencia y la tecnología

7.5.10

¿Chocolate o limón?

Fui a comprar galletas y encontré un montón de sabores y estilos diferentes. Me habría sido más sencillo elegir lo que iba a comprar si como antes hubieran ofrecido solamente galletas María. Pero tuve que estudiar la oferta para hacer mi selección. Aunque costó más tiempo, doy gracias por el privilegio de elegir.

En todos los aspectos de la vida podemos elegir, desde las galletas a lo que vamos a estudiar, el trabajo que queremos hacer, con quién nos casamos (si es que elegimos casarnos), a cuál partido político apoyar, el equipo de futbol mejor, cómo vestirnos, y lo que creemos acerca de Dios.

A alguna gente le parece mejor no tener que elegir, no tener tanta libertad. La libertad implica responsabilidad y a veces tenemos que dar la cara por lo que hemos elegido. Si no estamos libres para escoger, no tenemos responsabilidad por lo que hacemos. Podemos culpar a nuestros padres, la sociedad, la iglesia, el marido (o la mujer), el vecino, el clima, el diablo, el gobierno, nuestros genes, las circunstancias, o lo que sea.

Sin entrar en una polémica acerca de cuánta libertad realmente tengo, quiero celebrar la que tengo.

6.5.10

Aquí tirando

Hoy por alguna razón que no entiendo el día se me ha puesto muy complicado. Para las nueve de la mañana sentía que ya fuera caso perdido. Pero doy gracias a Dios que “diariamente nos ayuda con nuestras cargas” (Salmo 68:19).

Jesucristo me hecho una invitación. “Venid a mí todos los que estáis cansados y sobrecargados y yo os haré descansar. Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de mí, porque soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestra alma. Porque mi yugo es fácil y mi carga ligera.” (Mateo 11:28-30)

Como suele pasar cuando me siento sobrecargada, estaba llevando unas preocupaciones que realmente no debo llevar. Dejando esas cosas en manos del Señor y concentrándome en lo que realmente me toca hacer, me siento mucho mejor y puedo trabajar.

Aaaaaah. ¡Qué alivio!

5.5.10

Bienvenido al sol

Jamás pensaba que diera gracias por el calor de Andalucía. Pero después del invierno lluvioso y largo que hemos tenido, digo bienvenido al calor. A ver si puedo decir igual en agosto...

En realidad, es bueno vivir donde hay una variedad de épocas en el año. Fue una idea genial que tenía el Señor cuando hizo que la Tierra se inclinara a 23 grados con respecto a su axis de rotación.

4.5.10

El mundo no va bien, pero viene el Rey

El mundo no va bien. Grecia se hunde económicamente. Petróleo derramado amenaza una costa valiosísima. Los Estados Unidos dice que tiene 5.113 bombas nucleares. La gente violenta insiste en matar a sus prójimos (y hoy en día todo el mundo somos prójimos de todos los demás). La falta de justicia también es violencia, y cuando se practica por gente rica con estudios puede matar a más personas que bombas. Docenas de naciones ni permiten a la gente orar como quiere (o no orar si no quiere). Se multiplican los terremotos y las tormentas y las sequías y las inundaciones y los volcanes.

El mundo va mal, pero doy gracias que aún los humanos no hemos podido quitarlo de la mano de Dios. ¿No hará bien el Juez de toda la tierra? El Rey viene. Espero que no tarde hasta que ya hayamos destruido Su mundo.

3.5.10

Si no tienen macarrones, que coman filetes

Siguiendo el proyecto de dar gracias a Dios por algo cada día por un mes, hoy quiero celebrar la manera en que Él provee lo necesario. Para ilustrar, le cuento algo que pasó cuando de recién casados mi marido me dijo que teníamos que invitar a cierto caballero anciano a almorzar con nosotros.

Sin entrar en un montón de detalles, diré que yo reconocía la necesidad de hacerlo. Sin embargo, intenté razonar con mi marido, porque era el fin de mes y no había ido a compras. Era un domingo a mediodía, y la invitación sería para acción inmediata. No había nada que comer en casa, ni para nosotros. ¿Un invitado? ¡Imposible! Ni le podría poner macarrones en frente.

Pero la necesidad prevaleció y dije que el Señor tendría que proveer. Nos acercamos al anciano y Edwin me presentó como su nueva esposa. Cuando le invitamos a comer, reaccionó de una manera sorprendente. Dijo que consideraba muy especial que unos jovencitos invitaran a un viejo así, y que no aceptaba nuestra oferta. En vez de eso, dijo que él nos sacaba a nosotros a comer en un restaurante. Te puedes imaginar el alivio que experimenté.


¡Y cuál restaurante eligió! Era un lugar elegante y carísimo, donde nunca habíamos soñado entrar. Disfrutamos varias horas de conversación con él, pues resultó ser una persona con muchas facetas interesantes.

Dios jamás ha vuelto a usar la misma manera de sacarme de un apuro. (Lástima ¿eh?) Pero he aprendido que cuando me comprometo a hacer lo que Él me ha dicho que haga, lo que necesito estará.

2.5.10

Descanso con paz

Siguiendo mi programa de expresar gratitud a Dios aquí cada día por un mes, hoy aprovecho el domingo para dar gracias por el descanso. Hace unos años mi marido y yo decidimos dejar a un lado los quehaceres, aun los importantes, por un día. Ha sido una bendición.

Algunos dicen que cuando descansan se sienten culpables, que sienten que tengan que trabajar siempre, que no pueden reposar así, porque tienen demasiado trabajo y tantas cosas irían mal si no siguieran dándole con el mazo. Tal vez por eso el Señor tuvo que mandarnos sacar un día en siete para no trabajar.

Decidir reposar un día en siete es un acto de fe, porque uno tiene que creer que Dios hará que los otros seis días sean suficientes para terminar con lo necesario.

Los beneficios incluyen el pasar tiempo de calidad con la familia y con los amigos, el poder volver con más energía al trabajo el lunes, y la oportunidad de "oler las flores" y apreciar la naturaleza.

Te invito a descansar con paz (no "en" paz, nota bien).

1.5.10

Sanidad de las heridas emocionales

Me dijo una vez una vendedora de frutas que los plátanos son como la gente; si se golpean mucho se pueden estropear.

Como todos tenemos nuestros golpes, doy gracias a Dios por su programa de curarnos las heridas. Cristo vino “para vendar a los quebrantados de corazón”, “para darles una corona de belleza en vez de escombros, el aceite de gozo en vez del luto, y un manto de alabanza en vez de un espíritu decaído.” (del profeta Isaías, capítulo 61:1,3).

Me ha cambiado la vida y conozco a muchos otros que también han recibido la sanidad. Pero mucha gente no quiere ir a ese médico porque no le gusta el tratamiento que receta. Hay que admitir que nosotros también hemos contribuido al problema y recibir el perdón de eso. Hay que dejar de hacer las cosas que nos llevan por mal camino. Hay que perdonar a los que nos han ofendido, aunque no lo merezcan y no es justo y preferimos quedarnos resentidos. Pero ¿si es precisamente ese resentimiento que nos mantiene deprimidos, enojados, y a veces enfermos?

No es posible amar a nuestro prójimo del corazón hasta que dejemos que el Espíritu Santo quite toda la mugre que tenemos acumulada en nuestra alma. Él nos puede dar una perspectiva totalmente diferente acerca de nuestra situación. Y nos da el deseo y el poder de hacer el cambio.

En contraste con los plátanos, los humanos estropeados nos podemos volver a estar bien.